De normal pensamos que acude a terapia la persona que está “peor”, es decir, que está más desequilibrada. En mi experiencia, puedo afirmar que suele ser al contrario, suele venir la persona que tiene una conciencia de que algo va mal en su vida y quiere mejorarlo. Es decir, generalmente son personas con cierta conciencia de su malestar y con ganas de salir de estos caminos sin salida en los que se han metido. Es decir, no va a terapia el más loco, sino el más consciente de sí mismo y el que apuesta por el crecimiento.
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