La terapia es una herramienta muy importante para poder tomar conciencia de nosotros mismos y de cómo afrontar nuestros conflictos internos y externos.  Como terapeuta he tenido el privilegio de contemplar como mis pacientes van realizando ese camino de sanación, en el que van introduciendo nuevos matices a su vida. La persona se va sintiendo «menos atrapada» por sus dinámicas recurrentes, más ligera, con mayor sensación de paz, de conexión con ella misma, con sus necesidades y deseos. Las relaciones personales también van cambiando, porque varia como nos posicionamos frente al otro. Y todo esto de manera progresiva generalmente, son como cambios en la manera de sentir que van haciendo «un mundo».