La frecuencia ideal, sobre todo al principio, es de una sesión semanal. Más tarde conforme la persona lo va necesitando,  el paciente puede venir cada dos semanas o incluso cada 3. Si se dilata más tiempo mi experiencia es que el proceso no funciona.

Las sesiones duran entre 50 y 60 minutos (la primera sesión de evaluación suele durar más).